Lc
12, 8-12
“8 ‘Yo os digo: Por todo
el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se
declarará por él ante los ángeles de Dios.
9 Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de
los ángeles de Dios. 10 ‘A todo el que
diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme
contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. 11 Cuando os lleven a las
sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o
con qué os defenderéis, o qué diréis, 12 porque el Espíritu Santo os enseñará
en aquel mismo momento lo que conviene decir’”.
COMENTARIO
Estaba más que claro que
el Hijo de Dios debía advertir contra aquello que fuera, directamente, ir
contra su Padre del Cielo. Por eso pone sobre la mesa una verdad muy importante:
hay que tener cuidado con negarlo a Él porque es negar a Dios mismo.
Era fácil saber que el
hombre era pecador. Lo había sido desde el mismo principio de su existencia y
eso no había cambiado nada sino que, al contrario, había aumentado su voluntad
pecadora.
Hay algo que debemos
tener muy en cuenta: no podemos pecar contra el Espíritu Santo porque supone
pecar contra Dios mismo. Por eso no se perdona, ni en esta vida ni en la otra,
un tal pecado en el que no deberíamos pecar nunca.
JESÚS,
ayúdanos a no pecar contra el Espíritu Santo.
Eleuterio Fernández
Guzmán
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