Mt
25, 14-26a.28-30
14 «Es también como un
hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: 15
a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su
capacidad; y se ausentó. 16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se
puso a negociar con ellos y ganó otros cinco.
17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. 18 En cambio el que
había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su
señor.
19 Al cabo de mucho
tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. 20
Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco,
diciendo: "Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco
que he ganado." 21 Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en
lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor." 22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: "Señor,
dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado." 23 Su
señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al
frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." 24 Llegándose
también el que había recibido un talento dijo: "Señor, sé que eres un
hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. 25
Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes
lo que es tuyo."
26 Mas su señor le
respondió: "Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré
y recojo donde no esparcí; 28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que
tiene los diez talentos. 29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le
sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 30 Y a ese
siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el
rechinar de dientes."
COMENTARIO
La parábola de los
talentos también es una advertencia a todos los que escuchan al Hijo de Dios. Y
es que Jesucristo quiere demostrar, y lo hace predicando muchas veces, que no
es fácil salvarse pero que, tampoco, es imposible.
Es bien cierto que Dios
entrega, a cada uno de sus hijos, unos dones, unos talentos. Y no los entrega
para que los tengamos escondidos debajo de algún celemín. No. Quiere que los
hagamos rendir en beneficio del prójimo.
Hay, sin embargo, quien
esconde los talentos como si fuera algo, exclusivamente, suyo. El Hijo de Dios
habla aquí de que aquellos que creen que tienen algo… de fe… les será
arrebatado porque, en realidad, no tienen nada.
JESÚS,
ayúdanos a ser de los
que hagamos rendir los talentos.
Eleuterio Fernández
Guzmán
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