16 de abril de 2017

Y resucitó de entre los muertos


Jn 20,1-9

El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto’. 

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.

COMENTARIO

María de Magdala quería terminar la labor de embalsamamiento que no habían podido dejar bien terminada cuando el viernes anterior, por la prisa de la Pascua, habían dejado al Maestro en el sepulcro.

La de Magdala se da cuenta de algo terrible: no está el cuerpo de Jesús. Y corre a decírselo a los demás que están escondidos por miedo a los judíos. Y ellos, como era de esperar en tal tiempo, no la creen. Por eso salen corriendo Juan y Pedro a comprobarlo.

Pedro y Juan corren pero el primero de ellos, de mayor edad, llega más tarde. Juan, sin embargo, por respeto o por miedo a no ver a Jesús donde lo habían dejado, espera a que llegue el primero de entre ellos. Cuando, luego, entra Juan nos dice él mismo que vio y creyó. Y es que, hasta entonces, no había unido todas las piezas de aquel puzzle espiritual.

JESÚS, ayúdanos a creer en ti.


Eleuterio Fernández Guzmán

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