Martes
XXVI del tiempo ordinario
Lc 9,51-56
“Sucedió que como se
iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a
Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo
de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención
de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor,
¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’. Pero
volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.”
COMENTARIO
Lo que este texto del
Evangelio de San Lucas nos muestra es que aquellos que seguían a Jesús más de
cerca no habían acabado de comprender lo que significaba la voluntad de Dios ni
la comprensión hacia el prójimo ni muchas otras cosas.
Los samaritanos no eran
bien vistos por los judíos. No extraña, para nada que tampoco los de Samaria
miraran muy bien a los fieles judíos. Por eso no quieren recibir a Jesús y a
los suyos. Ellos tampoco han comprendido mucho acerca de su predicación.
Jesús, sin embargo, sabe
que no es forma de actuar querer el mal para quien no acuerda contigo o no
quiere recibirte. Por eso reprende a los Boanerges que quieren, nada más y nada
menos, que hacer lo que se hizo con Sodoma y Gomorra en otro tiempo. Jesús
prefiere la comprensión y los reprende aunque, con toda seguridad, debieron
quedar perplejos…
JESÚS,
ayúdanos a comprender al
prójimo.
Eleuterio Fernández Guzmán
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