29 de septiembre de 2016

No caigamos en la ceguera espiritual


Jueves XXVI del tiempo ordinario

Lc 10,1-12

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: ‘La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

‘En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’. 
‘En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca’. Os digo que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad’”.

COMENTARIO

Aunque pueda sonar duro en el oído de los complacientes con el mundo, muchas veces habla Jesucristo sobre lo que ha de pasar con aquellos que no crean y se conviertan. Y no se trata de ser pájaro de mal agüero sino, simplemente, de decir la verdad de las cosas. Y aquí pasa algo así cuando habla del rigor que habrá con aquellos que no acepten al Hijo como Hijo de Dios.

Antes que eso, sin embargo, sabe Cristo que la santa doctrina de Dios ha de ser transmitida para que no pasa lo que antes hemos dicho. Por eso pide el 
Mesías que oremos a Dios para que envíe a quien haga tal labor espiritual.

El caso es que Jesús dice que el Reino de Dios está cerca. Él es el Reino y, por eso, ha de ser tenido en cuenta como tal. Y por eso, exactamente por eso, quien no lo acepte tendrá un futuro más que oscuro y tenebroso.


JESÚS, ayúdanos a creer en Ti.



Eleuterio Fernández Guzmán

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