Sábado
XXVIII del tiempo ordinario
Lc 12,8-12
“En aquel tiempo, Jesús
dijo a sus discípulos: ‘Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los
hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de
Dios. Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los
ángeles de Dios. A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se
le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le
perdonará.
‘Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir”.
COMENTARIO
Saber
lo que nos conviene
Jesús, que vino al mundo a
salvar al mundo, conoce perfectamente qué es lo que el hombre, el ser humano,
debe hacer para salvarse. Y por eso pasa su vida llamada pública diciéndolo de
muchas formas. Y nos conviene tener a Cristo por hermano y por Dios y no negar
tan gran verdad.
Saber
lo que no nos conviene
Hay, sin embargo, algo que
nunca debemos hacer si sabemos lo que nos conviene: tener a Cristo no por
hermano e Hijo de Dios, Dios mismo hecho hombre, sino por un hombre bueno pero
nada más. Eso es actuar directamente contra el Creador y eso no lo puede tomar
a bien el Todopoderoso.
Dejarlo
todo en manos del Espíritu Santo
De sobra sabía Jesús que
sus discípulos iban a ser perseguidos como lo estaba siendo Él. Sin embargo,
entonces, nada debería preocuparlos porque sería el Espíritu Santo, que
enviaría al subir a la Casa del Padre, quien hablaría por ellos.
JESÚS,
ayúdanos
a tener siempre en cuenta la voluntad de Dios.
Eleuterio Fernández Guzmán
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