22 de agosto de 2015

¡Cuidado con los malos pastores!



Sábado XX del tiempo ordinario
Mt 3,1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente y a los discípulos: ‘En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame ‘Rabbí’. 

‘Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar ‘Rabbí’, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie ‘Padre’ vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar ‘Guías’, porque uno solo es vuestro Guía: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado’”.

COMENTARIO     

Jesús sabía que era crucial que aquellos que le escuchaban comprendiesen que la Ley de Dios era lo más importante que debían conocer y saber. Por eso estaba de acuerdo en que escuchasen a los que eran sus maestros pero teniendo en cuenta lo que hacían.

Eran muchas las apariencias que hacían ver que aquellos que dirigían, espiritualmente, a los miembros del pueblo de Dios, eran buenos. Sin embargo, no actuaban de acuerdo a la voluntad del Creador.

Jesús sabía que quien quisiera ser importante en el mundo, entonces, y luego, en la vida eterna, debía ocupar una posición poco principal en el siglo. Por eso habla de que los últimos iban a ser los primeros y que quien ahora se humillara sería ensalzado en la vida venidera.


JESÚS, ayúdanos a ser humildes y a comprender las razones de la humildad.


Eleuterio Fernández Guzmán

  

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