1 de octubre de 2013

Tener corazón misericordioso




Martes XXVI del tiempo ordinario


Lc 9,51-56

Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’. Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo”.


COMENTARIO

Lo que ha de venir

Sabe Jesús que su futuro próximo tiene mucho que ver con su muere y, luego, con la salvación del mundo. Pero antes de esto último tiene que pasar por una Pascua dolorosa para un hombre y va preparando a sus discípulos.

Ira y fuego

Algunos de los que siguen a Jesús, a lo mejor todos, son aún demasiado mundanos. Si alguien se les enfrenta tienen, sólo y exclusivamente, soluciones mundanas que tienen que ver mucho con la ira. Por eso piden fuego del cielo que aniquile a los que no quiere recibir a Jesús.

Paz y amor

El Hijo de Dios, que es Amor y es Misericordia, no puede permitir que el hombre se rija, exclusivamente, por normas y procederes humanos. Él está más de acuerdo con el perdón y con tener en cuenta las circunstancias de cada uno para ver cuál es la razón de su conducta.


JESÚS, contra lo que muchos de los que te seguían querían, Tú sabías que perdonar es mucho mejor que actuar vengativamente. Ayúdanos a tener un corazón de carne.





Eleuterio Fernández Guzmán


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