2 de octubre de 2013

Seguir a Jesucristo como Él quiere




Miércoles XXVI del tiempo ordinario

Lc 9,57-62

En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: ‘Te seguiré adondequiera que vayas’. Jesús le dijo: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’. A otro dijo: ‘Sígueme’. El respondió: ‘Déjame ir primero a enterrar a mi padre’. Le respondió: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios’. También otro le dijo: ‘Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa’. Le dijo Jesús: ‘Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios’”.

COMENTARIO


Decir que se sigue a Jesús es manifestar una voluntad buena porque hacer eso con el Hijo de Dios es, exactamente, la voluntad del Creador. Pero hacerlo, claro, tiene consecuencias como aquellas que el Maestro les hacía ver a los que eso le decían.

Es muy normal que todo ser humano, aunque vaya tras otra persona siguiéndola, quiera despedirse de su familia o, como es el caso aquí traído por el evangelista, enterrar a su padre. Sin embargo la entrega a Jesús ha de ser absoluta y nada de lo anterior puede servir o valer.

Mirar atrás o, lo que es lo mismo, tener en cuenta la vida anterior, corazón de piedra, que se ha tenido, no puede ser cauce para seguir a Jesucristo. Es muy duro que así sea pero, en verdad, es la única manera de que sea.


JESÚS, seguirte es difícil porque, como Dios hecho hombre, lo quieres todo de tus hijos pues los has creado. Ayúdanos a no ser como los que quieren seguirte pero, en verdad, no lo hacen.





Eleuterio Fernández Guzmán


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