14 de septiembre de 2013

Confiar en Dios






La Exaltación de la Santa Cruz
Jn 3,13-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él’”.

COMENTARIO

Jesús sabía perfectamente cuál iba a ser su destino en este mundo que tanto lo perseguía. En su conversación con Nicodemo. Es más, en esta ocasión por tres veces hace referencia al gran anhelo de todo ser humano con conciencia de ser hijo de Dios: la vida eterna.

Jesús establece una condición clara y determinada para alcanzar la vida eterna: hay que creer en el Hijo de Dios para salvarse. Por eso el Creador envió a su hijo engendrado y lo hizo porque quería que toda la humanidad se salvase.

No es Jesús quien tenía que juzgar a sus hermanos. Dios es quien, cuando sea el momento oportuno, juzgará a cada uno de nosotros. Y, así, el mundo se salvará o, al menos, se salvarán aquellos que crean en Cristo o, lo que es lo mismo, que crean en Dios.





JESÚS, creer en Ti supone hacerlo con Dios mismo. Por eso tantas veces nos dices que debemos confiar en tu persona. Ayúdanos a no perder nunca la confianza en Quien es dios mismo hecho hombre.





Eleuterio Fernández Guzmán


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