9 de septiembre de 2013

Caridad



Lunes XXIII del tiempo ordinario


Lc 6, 6-11

Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: ‘Levántate y ponte ahí en medio’. Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: ‘Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla’». Y mirando a todos ellos, le dijo: ‘Extiende tu mano’. Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.”

COMENTARIO


Muchas veces le pasa eso a Jesús: tener que “romper” con una norma supuestamente divina pero traída por la mala interpretación de la Ley de Dios. Y eso le sucede, sobre todo, con el sábado.

Era de suponer que tal día de la semana no se podía trabajar pero, al parecer, tampoco hacer nada bueno por quien necesita que se le haga algo bueno.  Jesús no podía soportar que quien necesita auxilio tuviera que esperarse a que pasara el sábado para poder socorrerlo. Aquello no era cumplir con la voluntad de Dios.

Dios sólo puede querer que sus hijos vivan lo mejor posible a pesar de las muchas malas circunstancias por las que pueden pasar. No podía ser causa de hacer lo que se pudiera por el bien del prójimo aunque fuera sábado. Y eso hace Jesús con aquel necesitado de auxilio físico. Y por eso los que le querían mal utilizarían aquello para acusarlo.


JESÚS,  lo primero para ti es el amor, la misericordia y la caridad. Y si eso supone transgredir una norma muy alejada de la voluntad de tu Padre, haces lo que tienes que hacer. Ayúdanos a no dejarnos gobernar por lo políticamente correcto o el respeto humano.




Eleuterio Fernández Guzmán

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