Desde mucho antes de
que existiera el ser humano, Dios tenía, en su corazón, la ilusión de que la
descendencia que pronto sería suya quiera volver a su seno y permanecer en él
para siempre, siempre, siempre. Envió a su Hijo quien, encarnándose, se hizo
hombre y vivió hasta que su muerte injusta nos procuró la salvación eterna.
La Vida Eterna nos fue
ganada por Quien se entregó a la Cruz y derramó su sangre para que Dios nos
permitiera vivir, tras volver a su seno, para siempre.
Eternamente viviremos
por bondad de Dios porque tal es su voluntad y en las praderas del definitivo
Reino del Creador nuestras almas pacerán por un tiempo sin tiempo y sin medida
alguna.
Manuel Lozano Garrido, Lolo, Patrón de Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna
Visítanos en Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna
¡Ayúdanos a caminar hacia el definitivo Reino de Dios!
¡Hazte seguidor/a, pues hijos de Dios ya lo somos!
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