23 de agosto de 2012

Escogidos por Dios



Jueves XX del tiempo ordinario

Mt 22,1-14

“En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: ‘El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía a otros siervos, con este encargo: ‘Decid a los invitados: Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda’. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.

Entonces dice a sus siervos: ‘La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda’. Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes’. Porque muchos son llamados, mas pocos escogido'".

COMENTARIO

Dios nos creó para que domináramos el mundo y para que lo transmitiéramos a nuestros descendientes. Nos creó y nos puso en el mundo con libertad para hacer lo que creyésemos oportunos. Incluso nos dio libertad para aceptarlo o no aceptarlo.

Dios nos llama a estar con Él, a tenerlo como importante en nuestra vida y a ser hijos que están orgullosos de su Padre. Y Dios insiste en llamarnos porque siempre nos quiere a su lado y porque nos ama sobre todas las cosas. Pero, a veces, no hacemos caso a su llamada porque egoísmos humanos nos atraen demasiado hacia la tierra.

Si hemos aceptado estar con Dios y tenerlo como importante en nuestra vida no podemos hacer, ahora y entonces, como si en realidad no creyésemos lo que decimos. Actuamos, así, de una forma contraria a la franqueza y a la fidelidad. A Dios eso no puede gustarle ni agradarle.



JESÚS, muy sabes que Tú escogiste a sus apóstoles igual que hace Dios con cada uno de nosotros. Si somos escogidos y elegidos se hace difícil entender cómo, en demasiadas ocasiones, no seguimos a pie juntillas la voluntad de Tu Padre.




Eleuterio Fernández Guzmán


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