Mc 12, 1-13
"1 Se
puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la rodeó con
una cerca, cavó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos
labradores y se marchó lejos. 2 A su tiempo, envió un criado a los
labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. 3 Ellos lo
agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. 4 Les
envió de nuevo otro criado; a este lo descalabraron e insultaron. 5
Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los
mataron. 6 Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último,
pensando: "Respetarán a mi hijo". 7 Pero los labradores se dijeron:
"Este es el heredero. Venga, lo matamos y será nuestra la herencia2. 8
Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. 9 ¿Qué hará
el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará
la viña a otros. 10 ¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: 2 La
piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. 11 Es
el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?'.
12 Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente y, dejándolo allí, se marcharon."
COMENTARIO
Es
cierto y verdad que el Hijo de Dios no se ganó muchos amigos entre los
poderosos de su tiempo. Y no hizo porque eso no era para lo que había
sido enviado al mundo sino, justamente, para todo lo contrario o, mejor,
para que se salvasen los que se debía salvar.
Ya
sabemos lo que supone la imagen de viña. Por eso muchos de los que
escuchan aquella parábola se enfadan con Jesucristo. Y es que saben muy
bien que se refiera a ellos y a los de su clase porque a lo largo de los
siglos habían matado a los profetas enviados por Dios.
Ellos quisieran matarlo entonces pero no fue posible. Aún no había llegado su hora.
JESÚS, gracias por tener tanta paciencia.
Eleuterio Fernández Guzmán
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