22 de noviembre de 2023

¿Qué hacemos con los talentos?

Lc 19, 11-28


"Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. Les dijo: 'Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida. Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: ‘Háganlas producir hasta que yo vuelva’. Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: ‘No queremos que este sea nuestro rey’. Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y le dijo: ‘Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más’. ‘Está bien, buen servidor –le respondió–; ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades’. Llegó el segundo y le dijo: ‘Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más’. A él también le dijo: ‘Tú estarás al frente de cinco ciudades’. Llegó el otro y le dijo: ‘Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo. Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado’. Él le respondió: ‘Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses’. Y dijo a los que estaban allí: ‘Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más’. ‘¡Pero, señor –le respondieron–, ya tiene mil!’. Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia”. Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.

COMENTARIO

Esta llamada Parábola de los talentos nos recuerda otra que tiene un significado similar. Sin embargo, aquí podemos decir que el Rey se comporta de una forma un tanto exagerada al querer matar a quien no se somete a sus intenciones o su reinado. Seguro que es porque aquellos tiempos las cosas eran así pero no podemos negar que eso chirría bastante y nos hace pensar que tiempos pasados, casi seguramente, no fueron mejores. 

De todas formas, aquí debemos quedarnos con el meollo de esto: Dios nos entrega unos talentos y ha de querer que los hagamos rendir. Es verdad que no siempre seremos capaces de hacerlos rendir mucho o muchísimo pero también es verdad que sí, que podemos hacerlos rendir según sean nuestras posibilidades. Y es casi seguro que eso le baste a Dios...


JESÚS,  gracias por esta Parábola que nos habla de cómo debemos ser. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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