Lc 10, 13-16
"Jesús dijo:
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. El que los escucha a ustedes me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes me rechaza a mí; y el que me rechaza rechaza a Aquél que me envió.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. El que los escucha a ustedes me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes me rechaza a mí; y el que me rechaza rechaza a Aquél que me envió.
COMENTARIO
Como era
de esperar, sabiendo la misión que el Hijo de Dios había venido al
mundo a llevar a cabo, cuando se encuentra Cristo con personas como las
de Corozaín, Betsaida o de Cafarnaúm no puede decir otra cosa que lo que
aquí recoge el Evangelio de San Lucas.
Sin duda
que en Tiro y Sidón hubo arrepentimiento por los pecados cometidos
pues, al ver lo que allí sucedió, se dieron cuenta de Quién era Aquel
que les hablaba. Pero, al parecer, no había habido arrepentimiento en
Corozaín y en Betsaida (o en Cafarnaúm) y eso les supondría, el día del
Juicio, algo más que terrible...
El caso
es que, según dice Jesucristo al final de este texto, no nos conviene
para nada rechazar a quien habla en nombre del Hijo de Dios.
JESÚS, gracias por un Amor tan grande como el tuyo.
Eleuterio Fernández Guzmán
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