2 de diciembre de 2022

No pudieron callar

Mt 9, 27-31


"Dos ciegos siguieron a Jesús, gritando: 'Ten piedad de nosotros, Hijo de David'. Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y él les preguntó: '¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?' Ellos le respondieron: 'Sí, Señor'. Jesús les tocó los ojos, diciendo: 'Que suceda como ustedes han creído'. Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: '¡Cuidado! Que nadie lo sepa'. Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región. "

COMENTARIO

Podemos imaginar, entonces y ahora, que la vida de una persona ciega no puede ser nada fácil. Pero en tiempos del Hijo de Dios aún lo era más porque no había los medios que en la actualidad hay. Por eso, aquellas personas que seguían a Jesús querían ser curadas de aquel, tan terrible, mal. 

Ellos gritan. Y no es para menos porque necesitaban la ayuda del Mesías. Y ellos hacen lo único que pueden hacer: manifiestan su confianza en Jesucristo porque saben que sólo él puede curarlos. 

El Hijo de Dios, como no puede ser de otra manera, los cura. Y lo hace, primero, porque es misericordioso y bueno pero, luego, porque se ha dado cuenta de que los dos ciegos confían en Él y, por tanto, tienen fe. 



JESÚS,  gracias por volver a demostrar que eres bueno.

Eleuterio Fernández Guzmán

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