14 de septiembre de 2022

Lo que se ha de cumplir y ha de pasar

Lc 3, 13-17



En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: ‘Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.’"



COMENTARIO


Podemos imaginar a Nicodemo ir donde soliera estar el Hijo de Dios a escondidas pues no debía creer oportuno que se supiera que era discípulo de Jesucristo. Y allí, en su compañía trataría de empaparse de todo lo que le decía aquel, tan especial, Maestro.

Podemos suponer que Jesucristo le habló de muchas cosas porque eso está escrito en las Sagradas Escrituras. Pero lo que, seguramente, no esperaría Nicodemo era que le hablara de su muerte, de la del Hijo de Dios.

Lo que dice Jesucristo es bien claro: fue enviado al mundo para que el mundo se salvase y, para eso, debía ser “levantado” en una Cruz, como bien sabemos que fue lo que acabó pasando. Y, entonces y desde entonces, se salvan los que crean en Él.



JESÚS, gracias por cumplir hasta las últimas consecuencias tu misión.



Eleuterio Fernández Guzmán

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