Jn 21, 1519
“Habiéndose
aparecido Jesús resucitado a sus discípulos, después de comer, Jesús
dijo a Simón Pedro: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?’
El le respondió: ‘Sí, Señor, Tú sabes que te quiero’.
Jesús le dijo: ‘Apacienta mis corderos’.
Le volvió a decir por segunda vez: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas?’
Él le respondió: ‘Sí, Señor, sabes que te quiero’. Jesús le dijo:
‘Apacienta mis ovejas’.
Le preguntó por tercera vez: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?’
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: ‘Señor, Tú lo sabes todo; sabes que te quiero’.
Jesús le dijo: ‘Apacienta mis ovejas.
Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras’.
De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: ‘Sígueme’”.
COMENTARIO
Es
cierto y verdad que a Pedro le debía pesar mucho y más que mucho
aquella traición que perpetró contra su Maestro la noche de la Pasión
del Hijo de Dios. Y seguros estamos de que quería que aquello sanara en
su corazón
Jesucristo,
que debía ser conocedor de lo que le pasaba a Cefas quiso perdonarlo de
una forma clara. Por eso le pregunta tres veces si lo ama. Y por tres
veces Pedro dice que sí y que, además, sabe muy bien Jesús que lo ama…
No
nos extraña que Pedro dijera a todo que sí y que estuviera dispuesto a
pastorear a las ovejas del Hijo de Dios y, claro, que lo siguiera,
justamente, hasta el Cielo.
JESÚS, gracias por perdonar a Pedro de esa manera.
Eleuterio Fernández Guzmán
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