6 de enero de 2022

Se volvieron por otro camino

Mt 2, 1-12


1 Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén 2 preguntando: ‘¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.’

3 Al oír esto, el rey Herodes se inquietó, y con él toda Jerusalén. 4 Y, reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les interrogaba dónde había de nacer el Mesías. 5 ‘En Belén de Judá’, le dijeron, pues así está escrito por medio del Profeta: 6 ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel.’

7 Entonces, Herodes, llamando en secreto a los Magos, se informó cuidadosamente por ellos del tiempo en que había aparecido la estrella; 8 y les envió a Belén, diciéndoles: Id e informaos bien acerca del niño; y cuando lo encontréis, avisadme para que también yo vaya a adorarle.

9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en marcha. Y entonces, la estrella que habían visto en el Oriente se colocó delante de ellos, hasta pararse sobre el sitio donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. 11 Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; luego, abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Y, después de recibir en sueños aviso de no volver a Herodes, regresaron a su país por otro camino.’


COMENTARIO


Es verdad que es algo verdaderamente prodigioso que unos personajes tan importantes como eran aquellos Reyes que venían de muy lejos supieran dónde tenían que ira para adorar al Rey de Reyes. Sin embargo, lo supieron y allí se presentaron.

Los presentes que le llevaban, que era propio de una costumbre de aquel tiempo el llevar un presente cuando alguien se presentaba en casa ajena, eran, como sabemos, oro, incienso y mirra. Y, como también sabemos, mucho se ha escrito sobre el significado de aquellos regalos que mostraban a Quién se dirigían con los mismos.

Y, sin embargo, las sorpresas aún no habían acabado porque aquellos Reyes, que eran tan poderosos en sus tierras, en aquellas a las que habían llegado, estaban perdidos si caían en manos de Herodes. Y estamos que algún Ángel les avisó del peligro que corrían. Y, claro, se fuero por otro camino a sus casas...


JESÚS, gracias por haber recibido a los Reyes Magos y aceptado sus regalos.


Eleuterio Fernández Guzmán

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