4 de enero de 2022

Saber reconocer a Cristo

Jn 1, 35-42



Estaba Juan Bautista con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: ‘Éste es el Cordero de Dios’.

Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: ‘¿Qué quieren?’

Ellos le respondieron: ‘Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?’
Vengan y lo verán’, les dijo.

Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.

Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: ‘Hemos encontrado al Mesías’, que traducido significa Cristo.
Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas’, que traducido significa Pedro.’”


COMENTARIO


Podemos darnos cuenta de que en aquel momento concreto de la vida de Cristo había personas que querían conocerlo. Y es que su maestro, Juan el Bautista, lo había señalado, nada más y nada menos, que como el Cordero de Dios.


Ellos podrían haber hecho otra cosa y no querer conocer a Aquel que había señalado por el Bautista. Sin embargo quisieron saber dónde vivía. Y Jesucristo los llevó donde vivía y allí, según podemos entender de este texto del Evangelio de San Juan, se dieron cuenta de que era el Mesías.


Cuando Andrés llama a su hermano Simón para que acuda donde Cristo, es seguro que no sabía que Cristo le iba a cambiar el nombre por el de Cefas o, lo que es lo mismo, Pedro, pues iba a ser la piedra sobre la que cimentar Su Iglesia.



JESÚS, gracias por haber mostrado abierto con aquellos que querían conocerte.


Eleuterio Fernández Guzmán


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