Lc 14, 1-4
“1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. 2 Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. 3 Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: ‘¿Es lícito curar en sábado, o no?’ 4 Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó y le despidió.”
COMENTARIO
Siempre que podían, aquellos que querían perseguir al Hijo de Dios procuraban cogerlo en un renuncio. Y el tema del sábado, como día sagrado, era uno de sus preferidos. Y en aquella ocasión, Jesucristo se lo puso fácil.
Aquel hombre enfermo es seguro que le importaba bien poco ser curado en sábado. Y Cristo les pregunta a los que le están observando para ver qué hace. Pero ellos no quieren contestar pues sería faltar a la misericordia decir que por ley de los hombres no se atiende a la Voluntad de Dios…
El caso es que el Hijo de Dios no puede ni quiere hacer otra cosa. Y por eso cura al enfermo, al hombre hidrópico. Y lo hace porque es más importante tener en cuenta una necesidad así que ver qué se puede hacer o no en sábado...
JESÚS, gracias por mostrarte misericordioso.
Eleuterio Fernández Guzmán
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