24 de julio de 2020

Ser buena tierra

Mt 13, 18-23
"'Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la palabra, sucumbe enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la palabra y la entiende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.'"

COMENTARIO

La llamada Parábola del Sembrador, así, con mayúscula por ser Dios quien siembra en nuestros corazones, es una que lo es esclarecedora de las diversas situaciones espirituales por las que podemos pasar y por las que, seguro, pasamos. Y es que nosotros, en cuanto hijos del Todopoderoso, podemos recibir su santísima Palabra de muchas formas y, sin duda alguna, según la recibamos la misma fructificará más o menos en nuestro corazón y, así, nuestra vida será más o menos acorde a la Voluntad de Dios.
A nosotros nos conviene ser buena tierra para recibir bien la semilla de Dios y, así, poder dar fruto en una cantidad muy abundante. Eso es, al menos, lo que nuestro Creador quiere de nosotros, descendencia suya.

JESÚS, ayúdanos a ser buena tierra para que la semilla arraigue y fructifique.

Eleuterio Fernández Guzmán

No hay comentarios:

Publicar un comentario