9 de junio de 2020

Ser sal y luz


Mt 5, 13-16
"Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
'Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."

COMENTARIO

Es bien cierto y conocido que el Hijo de Dios hacía uso, en su predicación, de imágenes de la vida ordinaria de todos los que escuchaban y de él mismo. Por eso cuando habla de la sal y de una lámpara, todos estaban al cabo de la calle de lo que quería decir.
Ser sal. Dice Jesucristo que sus discípulos han de ser sal porque la sal da sabor a la comida y ellos, en materia espiritual, deben darlo allí donde se encuentren y, además, deben procurar no dejar de ser sal, de dar tal tipo de sabor porque, de hacerlo, el porvenir no es demasiado agradable: ser pisoteados.
En cuando a la lámpara. La misma está hecha para dar luz e iluminar allí donde esté puesta. No se esconde, por tanto, porque de hacerlo de nada serviría. Y los discípulos de Cristo, con la forma de ser y de hacer, han de ser la luz que el mundo que necesita.

JESÚS, gracias por decir las cosas de forma que se entiendan a la perfección.

Eleuterio Fernández Guzmán

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