Mt 28, 16-20
“16 Por su parte, los once discípulos marcharon a
Galilea, al monte que Jesús les había indicado. 17 Y al verle le adoraron;
algunos sin embargo dudaron.18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: ‘Me ha
sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19 Id, pues, y haced
discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y
he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.’”
COMENTARIO
Resulta extraño que, a la altura de todo lo que
había pasado con la resurrección del Hijo de Dios, aún hubiese personas que
dudaran de lo que estaban viendo. Y es que no era sencillo, no lo era ni lo
podía ser, darse cuenta de todo lo que estaba pasando.
Jesucristo, como es lógico, conocía muy bien a sus
discípulos (y a los que no lo eran y lo perseguían) Por eso, procura que todos
los que lo aceptan como el Mesías resucitado lo vayan proclamando por el mundo
porque el mundo lo necesitaba.
Sin embargo, hay algo más que importante que Jesucristo
dice al final de este texto del Evangelio de San Mateo. Y es que, según nos
dice, aunque se fuera a la Casa del Padre, siempre iba a estar con todos
aquellos que creían en Él.
JESÚS, gracias por no abandonarnos nunca.
Eleuterio Fernández Guzmán
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