Lc 19, 12-13.15-26
Jesús dijo esta parábola: ‘Un hombre noble marchó a un país
lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez
siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: ‘Negociad hasta que vuelva’.
'Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la
investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado
el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y
dijo: ‘Señor, tu mina ha producido diez minas’. Le respondió: ‘¡Muy bien,
siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez
ciudades’. Vino el segundo y dijo: ‘Tu mina, Señor, ha producido cinco minas’.
Dijo a éste: ‘Ponte tú también al mando de cinco ciudades’. Vino el otro y
dijo: ‘Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo; pues
tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y
cosechas lo que no sembraste’. Dícele: ‘Por tu propia boca te juzgo, siervo
malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo
que no sembré; pues, ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al
volver yo, lo habría cobrado con los intereses’.
'Y dijo a los presentes: ‘Quitadle la mina y dádsela al que tiene
las diez minas’. Dijéronle: ‘Señor, tiene ya diez minas’. ‘Os digo que a todo
el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
’'.
COMENTARIO
Dios nos da talentos. Quiere que hagamos uso de ellos porque, en
verdad, nos los da en beneficio de nuestras personas y, claro está, también en
beneficio de nuestro prójimo.
A cada cual nos da una serie de dones y talentos que podemos
hacer fructificar o no. Está de nuestro lado tal opción pues el Creador nunca
obliga a hacer uso de ellos aunque, es de creer, que se apena porque no hagamos
el correcto uso de los mismos.
Este texto puede parecer terrible porque pudiera dar la
impresión de que Dios es uno que lo es terrible. Sin embargo, es a nosotros a
quien corresponde situarse en un lado o en otro de su vida y su Amor.
JESÚS, ayúdanos a hacer rendir nuestros talentos.
Eleuterio Fernández Guzmán
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