Mc 5,1-2.9-13.17.20
“1 Y
llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. 2 Apenas saltó de
la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un
hombre con espíritu inmundo 9 Y le preguntó: ‘¿Cuál es tu nombre?’ Le contesta:
‘Mi nombre es Legión, porque somos muchos.’ 10 Y le suplicaba con insistencia
que no los echara fuera de la región. 11 Había allí una gran piara de puercos
que pacían al pie del monte; 12 y le suplicaron: ‘Envíanos a los puercos para
que entremos en ellos.’ 13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos
salieron y entraron en los puercos, y la piara - unos 2.0000 se arrojó al mar
de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar.
17
Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.
20 Él se
fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús
había
hecho con él, y todos quedaban maravillados.”
COMENTARIO
No
podemos negar que nuestros intereses mundanos no suelen ser los que siempre nos
convienen. Y el caso que hoy nos trae el Evangelio de San Marcos es síntoma de
que las cosas no son como deberían ser.
A
los propietarios de los cerdos les parecía de poca importancia que hubiera un
hombre que tuviera un demonio dentro. Eso les traía sin cuidado. Ellos estaban
más a sus intereses humanos y mundanos y preferían su poder económico antes que
la curación de un enfermo que, a lo mejor, hasta había sido amigo suyo.
Jesús
sabe, sin embargo, qué es lo que importa. Y, por tanto, le saca el demonio de
dentro. No nos extraña, para nada, que unos, según eran, criticaran aquello y
que el beneficiado por el amor de Jesucristo proclamara su gozo y su creencia
en aquel Maestro que lo había curado.
JESÚS, ayúdanos a creer y a no poner nuestros
egoístas intereses por encima del bien del prójimo.
Eleuterio Fernández Guzmán
No hay comentarios:
Publicar un comentario