Lc 8, 16-18
“16
‘Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un
lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la
luz. 17 Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no
venga a ser conocido y descubierto. 18 Mirad, pues, cómo oís; porque al que
tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará.’”
COMENTARIO
Lo
que dice el Hijo de Dios y que recoge San Lucas en su Evangelio, tiene todo que
ver con la que tenemos pero, sobre todo, con la que decimos tener. Y es que nos
pone sobre la pista de qué es lo que, a tal respecto, debemos hacer y qué no
debemos hacer.
Lo
que no debemos hacer es ocultar nuestra fe como si nos diera vergüenza o
tuviéramos miedo de mostrarla. Y es que luz, para que alumbre a quien la
necesite, ha de ser puesta, digamos, a disposición de tal necesidad. Y muchos
necesitan la fe aunque, a lo mejor, no lo sepan.
Pero
hay algo más. Y es que dice algo enigmático sobre que se le quitará a quien no
tenga… Ciertamente eso, dicho así, puede causar extrañeza. Sin embargo, deja de
ser extraño si entendemos que se refiere a quien cree tener fe pero, en verdad,
no la tiene por ser mera apariencia, tibieza o disimulo.
JESÚS, ayúdanos a
no ser tibios en nuestra fe.
Eleuterio
Fernández Guzmán
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