4 de agosto de 2016

Confiar en Pedro



Jueves XVIII del tiempo ordinario

Mt 16,13-23

En aquellos días, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: ‘¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?’. Ellos dijeron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas’. Díceles Él: ‘Y vosotros ¿quién decís que soy yo?’. Simón Pedro contestó: ’Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo’. Replicando Jesús le dijo: ‘Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Cristo.

Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: ‘¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!’. Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro:’ ¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!’”.

COMENTARIO

Quién es Cristo

Cristo quería saber qué pensaba la gente de Él. Y es que como hombre no podía saberlo. Pero lo que, en realidad, quería saber era qué pensaban sus Apóstoles. Y Pedro le contesta con toda verdad y realidad.


Pedro

Aquel hombre, quien lo iba a negar tres veces, le dice la verdad: es el Hijo de Dios. Y a aquel hombre lo convierte en piedra sobre la que iba a edificar su Iglesia y a quien da las llaves de la misma.

Lo que ha de pasar

Pero había algo que no iba a gustar, precisamente, a Pedro. Cristo les dice lo que va a pasar y eso no es del gusto de ninguno de los presentes. Y Cristo se da cuenta de lo difícil que va ser el final de su misión.


JESÚS, ayúdanos a confiar en Pedro 


Eleuterio Fernández Guzmán

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