26 de enero de 2016

Cumplir la voluntad de Dios

Martes III del tiempo ordinario
Mc 3,31-35

En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: ‘¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan’. Él les responde: ‘¿Quién es mi madre y mis hermanos?’. Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: ‘Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre’.

COMENTARIO

No es nada extraño que la Madre fuera a buscar al Hijo. Seguramente quería estar con Jesús cuando acudía a su pueblo, Nazaret. Por eso acuden donde se encuentra. Y los demás, que saben quién es María, no pueden hacer otra cosa que decírselo.

Jesús, sin embargo, ve las cosas de otra forma. Él, como Hijo de Dios que es tiene una misión que cumplir y, por eso, el acento lo pone en otra cosa muy distinta a lo que muchos otros creen.

Jesús pone el acento, como decimos, en, sí, escucharlo a Él pero, acto seguido, poner por obra eso que dice porque es palabra que viene de Dios mismo. Por eso entiende que son su madre y sus hermanos aquellos que cumplen la voluntad del Todopoderoso.


JESÚS,  ayúdanos a cumplir la voluntad de Dios.



Eleuterio Fernández Guzmán

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