20 de mayo de 2014

La promesa de volver



 Martes V de Pascua
Jn 14, 27-3a

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: ‘Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado’”.

COMENTARIO

Seguramente Jesús pedía mucho a sus más allegados discípulos cuando les decía que su corazón no debía turbarse. Si les estaba diciendo que se iba a marchar de una forma tan trágica no es extraño pensar que aquellos que le seguían quedaran preocupados.

Pero Jesús pide confianza. Les dice que deben amarlo y que, entonces, estarían contentos porque se fuera. Pero sabe que no creerán hasta que no haya muerto y haya resucitado.

Jesús sabe que el Demonio va a dominar al mundo. También sabe que no puede nada contra Él porque es Dios hecho hombre y su voluntad prevalece sobre la del Mal pero era bueno que les dijera que debían tener confianza.









JESÚS, sabes que, muchas veces, somos de dura cerviz y necesitamos muchos avisos acerca de nuestra vida eterna. Ayúdanos a que no nos venza el Príncipe de este mundo.




Eleuterio Fernández Guzmán


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