Jn 14, 21-26
“21
'El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama;
y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me
manifestaré a él.» 22 Le dice Judas - no el Iscariote' -: 'Señor,
¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?'
23 Jesús le respondió: 'Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y
mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. 24 El
que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no
es mía, sino del Padre que me ha enviado. 25 Os he dicho estas cosas
estando entre vosotros. 26 Pero el Paráclito, el Espíritu Santo,
que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os
recordará todo lo que yo os he dicho'”.
COMENTARIO
Muchas
veces tiene que recalcar Jesús aquello que, para Él, es esencial y
que todos sus discípulos tenían que entender y creer: confiar en su
persona era hacer lo propio con el Padre. Por eso ahora también les
dice lo que les dice acerca de los Mandamientos. Y los llama “míos”.
Es
muy importante que Jesús diga que no basta, digamos, con escuchar
sus mandamientos o mandatos. Hay que ir un poco más allé de eso y
guardarlos en el corazón. Eso quiere decir que debemos llevarlos a
la práctica no valiendo, por eso mismo, la sola teoría.
Aún
avanza algo más Jesús: enviará al Espíritu Santo, al Paráclito o
Defensor, para que nos enseñe todo lo que corresponde ser enseñado
y que, entonces y ahora, aún no comprendía ni comprendemos. Es más,
ha de recordar (y hacerlo muy a menudo) las palabras de Jesús pues
en ellas está la Vida Eterna.
JESÚS,
Tú
eres la Palabra y, en el Principio, estabas junto a Dios, Padre
Creador y Todopoderoso. Ayúdanos a no olvidar nunca estas gran
verdad.
Eleuterio
Fernández Guzmán
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