9 de mayo de 2014

La carne de Cristo


 Viernes III de Pascua


Jn 15,1-8

“En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí y decían: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’. Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre’”. Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm”.

COMENTARIO

Era, ciertamente, enigmático entender lo que quería decir Jesús al referirse al hecho de comer su carne. Aquellas personas aún no estaban preparadas para entender eso y, a lo mejor, quisieron ver en aquello algún tipo de rito extraño.

Jesús se refiere a la Eucaristía. Aún no la había instituido pero cundo habla de su carne y de su sangre la referencia es clara a lo que luego, en la Última Cena, hará ante aquellos que allí estén presentes.

Sabe Jesús que aquellos que comieron el maná murieron. Y que murieron para siempre hasta que él muera y baje al infierno a liberar a los justos. Pero quien come de su carne, en efecto, vivirá para siempre.







JESÚS, es cierto que comer tu carne tiene un sentido simbólico pero más que real. Por eso te pedimos nos ayudes a no dudar nunca de tu presente en las Sagradas Especies.




Eleuterio Fernández Guzmán


No hay comentarios:

Publicar un comentario