4 de enero de 2013

Quisieron ver a Jesús





Jn 1, 43-51

“En aquel tiempo, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: ‘Sígueme’. Felipe era de Bestsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: ‘Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret’. Le respondió Natanael: ‘¿De Nazaret puede haber cosa buena?’. Le dice Felipe: ‘Ven y lo verás’.

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: ‘Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño’. Le dice Natanael: ‘¿De qué me conoces?’. Le respondió Jesús: ‘Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi’. Le respondió Natanael: ‘Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel’. Jesús le contestó: ‘¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores’. Y le añadió: ‘En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre’”.

COMENTARIO

Al principio de la vida pública de Jesús, había muchos que querían conocerlo. Como un nuevo Maestro atraía la atención de muchos de sus contemporáneos. Unos lo buscaban, a lo mejor, para conocer a alguien nuevo. Pero otros, lo buscaban con verdadero interés espiritual.

A Natanael le extrañaba que de Nazaret pudiera venir un nuevo Maestro. Ignoraba, a lo mejor, que Dios suscita lo que quiere de donde mejor le parece y no iba a hacer una excepción con su Hijo. Pero se lleva una agradable sorpresa.

Jesús reconoce a Natanael y eso a él le parece lo más de lo más. ¿Será cierto que aquello hombre es el Mesías? Pues mucho más tendrá que ver. Eso se lo dice Jesús porque sabe que, en efecto, verá cosas mucho más importantes y que le confirmarán a Natanael, y a otros, que, efectivamente, Jesús era el Enviado de Dios que tanto habían esperado.


JESÚS,  muchos de los que te querían ver es posible que lo hicieran por curiosidad. Sin embargo, muchos de aquellos que así pensaban se quedaron contigo cuando te conocieron. ¡Cuánto nos gustaría a nosotros tener, al menos, aquella fe primera!


Eleuterio Fernández Guzmán


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