27 de noviembre de 2012

Todo sucederá según la voluntad de Dios



Martes XXXIV del tiempo ordinario

Lc 21, 5-11

“En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: ‘Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida’.

Le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?’. Él dijo: ‘Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato’. Entonces les dijo: ‘Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo’”.

COMENTARIO

El texto del evangelio de San Lucas de hoy nos muestra a Jesús cumpliendo una parte de su misión que era muy importante y que consistía en avisar del porvenir o, lo que es lo mismo, de ponernos sobre la pista de qué es, en verdad, lo que nos conviene.

Muchos han de venir diciendo que loasen de parte de Dios. Sin embargo, no debemos prestar atención porque sólo Cristo es Dios hecho hombre y sólo a Él, cuando vuelva a estar entre nosotros, ofreceremos nuestra existencia.

El porvenir no es, en principio, nada positivo. Han de suceder cosas terribles cuando Jesús vuelva en su Parusía. Eso debería ser suficiente como para estar bien preparados espiritualmente. Todo ha de cambiar de forma radical como, a lo mejor, nuestros propios corazones.


JESÚS, muchas veces nos pones ante nosotros lo que va a suceder en el futuro cuando regreses a la tierra en tu Parusía. Sin embargo, en muchas y demasiadas ocasiones hacemos que si tal acontecimiento no fuera a suceder nunca.





Eleuterio Fernández Guzmán


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