9 de octubre de 2012

Ser Marta o ser María




Martes XXVII del tiempo ordinario


Lc 10, 38-42


“En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude’. Le respondió el Señor: ‘Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada’”.


COMENTARIO

Los cristianos tenemos muchas de comportarnos con arreglo a la fe que decimos seguir. Hacer lo que Dios quiere que hagamos o, por el contrario, mirar para otro lado como si, en realidad, poco nos importara que el Creador crea que lo debemos hacer es lo mejor para nosotros.

Marta trabaja mucho. Es, en tales momentos, mujer entregada al prójimo que, en cierto sentido, la necesita y ella se entrega haciendo lo mejor que puede en tal momento. Sin embargo, se olvida de lo más importante que es, precisamente, escuchar a Jesús.

María, sin embargo, parece que no hace nada por el prójimo. Sin embargo está llenando su corazón con lo mejor que es escuchar al Señor. Dice, además, Jesús, que lo que hace María no le será quitado porque demuestra creer en Él de una forma preferente a las cosas del mundo.


JESÚS, cuando decimos que somos discípulos tuyos  queremos dar a entender que hacemos según es tu voluntad. Sin embargo, muchas veces, tristemente, lo hacemos más que nada para aparentar que te seguimos pero mirando demasiadas veces hacia atrás.




Eleuterio Fernández Guzmán


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