Viernes XIV del tiempo ordinario
Mt 10, 16-23
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘Mirad
que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las
serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os
entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa
seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos
y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué
vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.
Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre
el que hablará en vosotros.”
COMENTARIO
Jesús sabía, porque le había pasado a Él mismo, que
la vida de sus discípulos no iba a ser nada fácil. Decir que lo que hasta
entonces se tenía por bueno y mejor no era, sino, trasunto de la voluntad del
hombre, no iba a ponerles las cosas fáciles.
Había, hay, lobos que tienen por su naturaleza la
costumbre de atacar a las ovejas (aquí cristianos o discípulos de Cristo) y
difícilmente pueden hacer otra cosa. Entre ellos los enviaba el Hijo de Dios a
sabiendas de que muchos de los suyos sucumbirían entre tal tipo de terrible
ganado.
No debían, no debemos, sin embargo, tener miedo
porque nos asiste Dios a través de su Espíritu Santo. Es por eso mismo que ante
cualquier tribulación debemos buscar auxilio en Dios y en su Espíritu. Sólo
así, y no tratando de salir de aquella de forma persona y egoísta, lograremos
el fin para el que hemos sido hechos.
JESÚS, sabes
que es difícil hacer lo que dices pero también sabes que no es imposible porque
Dios siempre nos asiste. Sin embargo, nosotros olvidamos, las más de las veces,
tan gran verdad.
Eleuterio Fernández Guzmán
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