Lc 6, 20-26
"Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo:
¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerando os infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!"
COMENTARIO
Lo que
hoy nos trae el Evangelio de San Juan son, ni más ni menos, que las
Bienaventuranzas que también recoge, de otra forma, otro Evangelio como
es el de San Mateo.
Aquí
podemos apreciar fácilmente, por decirlo así, dos bandos: el de los
bienaventurados (aquí se dice "felices") y el otro, el de los que no lo
son según dice el Hijo de Dios.
A
nosotros nos conviene muy mucho ser del primero de los grupos. Sí, se
llora, se es pobre, se pasa hambre pero, al final (que es lo que importa
y que tiene que ver con la vida eterna) el premio es más que
importante. Y, mientras, los otros, los que no saben ser ricos porque no
arriman el hombro a quien lo necesita... en fin... que todo está aquí
dicho...
JESÚS, gracias por las Bienaventuranzas.
Eleuterio Fernández Guzmán
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