Mt 10, 26-33
"‘No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. ‘Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. ‘Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.”
COMENTARIO
No
podemos negar que este texto del Evangelio de San Mateo está repleto de
buenos consejos de parte del Hijo de Dios hacia sus hermanos, los
hombres. Y es que su principal voluntad es que todos nos salvemos.
Debemos
tener muy en cuenta que, como dice Jesucristo, lo que debe importarnos
es el alma. Y es el alma porque no muere cuando nosotros morimos sino
que pasa a un estado espiritual superior a éste. Y allí seguirá hasta
que se una con nuestro cuerpo cuando se la resurrección de los muertos.
Pero debemos tener en cuenta, muy en cuenta, que el alma no hay que
tratarla de cualquiera manera sino de la mejor posible porque de eso
depende nuestra salvación eterna o nuestro Infierno eterno.
Por otro
lado, parte de la conformación de un alma como Dios quiere es,
precisamente, tener siempre muy en cuenta al Hijo de Dios. Y es que el
Todopoderoso no lo envió al mundo a que el mundo lo olvide o no lo tenga
en cuenta. Y por eso dijo, al menos en dos ocasiones, que debíamos
escucharlo.
JESÚS, gracias por hablarnos de una forma tan clara y diáfana.
Eleuterio Fernández Guzmán
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