Jn 10, 1-10
“1 ‘En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; 2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. 3 A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. 4 Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.’
6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: ‘En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. 9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. 10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’”.
COMENTARIO
Es
verdad que a lo largo de los siglos vinieron muchos intentando atraer a
las ovejas de Israel. Sin embargo, sólo cuando llego el Hijo de Dios al
mundo, el redil que formó era el adecuado para acercarse a Dios.
Cristo es el primogénito en todos los sentidos. Por eso va delante de nosotros al ser el primero. Y por eso debemos seguirlo sin miedo por mucho que el mundo muchos obstáculos y tentaciones nos ponga para que no lo hagamos.
Pero, por otra parte, lo último que dice Cristo es muy importante: Él ha venido para que tengamos vida. Pero se refiere, sin duda alguna, a la vida eterna que nos abrió, abriendo el Cielo, con su muerte y resurrección.
JESÚS, gracias por cumplir tu misión de forma tan fiel y tan perfecta.
Eleuterio Fernández Guzmán
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