En un día como hoy recordamos aquel primer Viernes que llamamos Santo pues Santo es Aquel que, con su muerte, iba a salvar al mundo.
Había venido el Hijo de Dios porque el Creador quería que su descendencia no sucumbiese a las tentaciones del Maligno como ya había pasado muchas veces, incluso, desde el mismo Principio de todo con Adán y Eva.
Cristo, con su Pasión, demostró que era posible seguir la Voluntad de Dios aunque, a veces, nos cueste. Él, sin embargo, siendo Dios hecho hombre, no tuvo problema alguno pues era lo que tenía que hacer… ¡Y lo hizo!
Jesucristo, hijo fiel
y Dios-hombre,
diste tu vida, tu sangre
vertiste,
dejaste pasar el mundo
por el bien de sus criaturas.
Jesucristo, hermano nuestro,
Pastor entre pastores,
Bondad suprema
y Luz eterna.
Jesucristo, quisiste y fue,
sangraste y nos salvaste.
Cristo, a Dios pedimos
tu venida, la nueva,
a juzgar a vivos y a muertos.
Amén.
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