Mc 1, 18-22
“18 Como
los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: ‘¿Por qué mientras los discípulos de
Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?’ 19
Jesús les dijo: ¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio
está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. 20 Días
vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. 21
Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro
modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. 22 Nadie echa
tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los
pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el
vino nuevo, en pellejos nuevos.”
COMENTARIO
Ciertamente,
en este texto del Evangelio de San Marcos está muy bien que el Hijo de Dios
advierta acerca de que sería cuando Él muriera, cuando se lo llevaran, cuando
podrían ayunar sus discípulos. Sin embargo, hay algo más importante que no
podemos olvidar porque es la esencia de nuestra fe o, mejor, de la posibilidad
de tenerla de verdad y no de forma fingida.
El caso es que Jesucristo habla de pellejos, de odres, etc. Y lo que quiere decirnos es que si no tenemos un corazón nuevo, uno que de carne, no seremos capaces ni podremos aceptar la Buena Noticia. Y es que, como nos dice en este texto, lo nuevo no puede contenerse en lo viejo.
JESÚS, gracias por dar a entender que debemos cambiar
nuestro corazón para aceptarte a Ti.
Eleuterio Fernández Guzmán
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