28 de junio de 2020

Seguir, de verdad, a Cristo

Mt 10, 37-42

“37 El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a  mí, no es digno de mí. 38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. 39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. 40   ‘Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. 41 ‘Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. 42 ‘Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.’”

COMENTARIO

No hay duda alguna que las palabras, algunas de ellas, que dice el Hijo de Dios, son difíciles. Y es que no es fácil escuchar que hay que dejarlo todo para seguirlo. Pero es que, como suele suceder, no se acaba de entender bien lo que quiere decir Jesucristo: dejar lo que pueda estorbar seguirlo.

Ahora bien, todo lo deja bien dicho Quien todo lo puede. Y es que seguirlo supone que, quien no tenga en cuenta eso, pagará en su momento lo que deba pagar ante Dios.

Al contrario, quien haga lo contrario que es, precisamente, aceptar a los discípulos de Cristo y beneficiarlos aunque sea en lo más pequeño que pudiéramos imaginar, tendrá una gran recompensa cuando eso deba recibirse.


JESÚS, gracias por ser tan bueno.


Eleuterio Fernández Guzmán

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