15 de mayo de 2019

Vid y sarmientos


Jn 15, 1-7
“1 ‘Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3 Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. 4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6 Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.’”

COMENTARIO
Hay palabras dichas por el Hijo de Dios que son más que importantes y que resultan, de todo punto, cruciales para comprender nuestra fe cristiana y, aquí, católica. Y las que hoy traemos son, desde cualquier ángulo que se las mira, importantísimas.
Nosotros formamos parte de la viña del Señor. Y eso, que es una imagen que nos viene la mar de bien para entendernos, es una verdad grande. Y es que nosotros debemos permanecer unidos a Jesucristo no sólo porque es Jesucristo, el Maestro sino porque es Dios hecho hombre.
Hay, además, en estas palabras, una clara advertencia. Y es que se nos avisa de algo a tener muy en cuenta: si no permanecemos en Cristo seremos arrojados al fuego eterno. Sí, el Infierno es lo que nos espera porque una cosa es que Dios sea bueno y otra que no sea justo, que lo es.
JESÚS, gracias por ser la vid en la que vivir y existir.

Eleuterio Fernández Guzmán


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