8 de febrero de 2019

El triunfo de Juan el Bautista




Mc 6, 17-20a.21-29

"17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había  casado. 18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». 19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, 20 pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. 21 Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. 22 Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». 23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». 24 Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». 25 Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». 26 El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. 27 Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel 28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 29 Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura."
  

COMENTARIO


No podemos dejar de reconocer que aquel hombre, enjuto y fiel a Dios Todopoderoso sabía lo que tenía que hacer, cuál era su misión, y que lo hizo a la perfección. Por eso había quien no admiraba, para nada, su labor porque ponía las cartas sobre la mesa y avisaba a todo aquel que quisiera escucharle acerca de la Voluntad de Dios y de su Ley.

Herodías no quería, de ninguna de las maneras, a Juan el Bautista. Y es que le afeaba la conducta que llevaba con Herodes. Y eso le cuesta la vida al Bautista porque su dominio sobre Herodes consigue que le corten la cabeza a quien tanto admiraba el poderoso (por eso lo protegía).

Y los discípulos de Juan, imaginamos que con mucha tristeza, dieron supultura al cadáver de quien había sabido cumplir con lo que se había dicho y lo había hecho hasta el extremo.


JESÚS, da la gracias a tu primo Juan por lo que supo hacer y llevar a cabo.

Eleuterio Fernández Guzmán


2 comentarios:

  1. Juan era tu precursor. Su misión marcó su vida desde antes de nacer. Además, murió proclamando la Verdad, preparando el camino para que llegara tu Reino, Jesús. Anunciar tu nombre no es fácil. A muchos les costó la fama; otros eran expulsados de la sinagoga; a Juan su valentía le costó la cárcel, y poco después la cabeza. Su audacia, sin embargo, no cayó en vano: Tú mismo, Señor, lo reconociste ante todos como el más grande de los profetas.

    ¡Qué contraste tan grande hacen Herodes y Juan! Uno, decidido y sin ningún miedo; el otro, víctima de la imagen, temeroso de perder la reputación, incapaz de abandonar https://micomunidadcatolicaglobal.com/ el pecado. A veces, Señor, quisiera ser como Juan Bautista, siendo fiel a mi vocación cristiana y a mi misión en el mundo… y a pesar de todo, muchas veces sabes que me parezco más a Herodes: no me atrevo, o no tengo fuerzas para hacer lo que es correcto, lo que te agrada, lo que el mundo necesita ver. Aunque sean cosas pequeñas, Señor, Tú conoces mi corazón: no mires mi fragilidad, sino mis deseos de mejorar cada día.

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