15 de febrero de 2019

Cumplir con su misión a pesar de muchos



Mc 7, 31-37

“31 Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, travesando la Decápolis. 32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. 33 El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. 34 Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: ‘Effatá’, que quiere decir: ‘¡Abrete!’ 35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. 36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. 37 Y se maravillaban sobremanera y decían «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.


COMENTARIO

Aquellos que podían parecer iletrados o personas de poca preparación intelectual, aquellos a los que el Hijo de Dios se dirigía con predilección, conocían muy bien, sin embargo, las Sagradas Escrituras judías. Y sabían que, cuando llegara el Mesías que Dios había prometido enviar al mundo para que el mundo se salvase, se producirían hechos milagrosos. Y, cuando Jesucristo cura, como es el caso, al sordo y mudo, no dudan en pensar que, en efecto, el Mesías ha sido enviado al mundo. Y muchos se maravillaban y aceptaban aquello aunque sabemos que hubo otros que creyeron que aquellos signos no eran, sino, el final de un poder espiritual que habían ido acumulando a lo largo de los siglos.


JESÚS, gracias por hacer lo que hiciste a pesar de muchos.

Eleuterio Fernández Guzmán


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