14 de septiembre de 2018

Cruz, la Cruz




Jn 3, 13-17

“13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga, por él, vida eterna. 16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.“

COMENTARIO

Lo que dice el Hijo de Dios en este texto del Evangelio de san Juan justifica la misma vida eterna ganada, por su sangre, cuando fue colgado en dos maderos que conformaron mucho más que un símbolo: la Cruz.

Jesucristo advierte de que va a ser levantado como fue la serpiente. Y aquella serpiente fue levantada para que no murieran los israelitas. Lo mismo pasara con quien mire la Cruz y la siga.

Dios, como bien dice el Mesías, no lo ha enviado a Él para que juzgue al mundo sino, justamente, al contrario. Y es que la salvación de la semejanza de Dios, imagen suya, era la Voluntad suprema de Aquel que la había creado y la mantenía.



JESÚS, infinitas gracias debemos darte por haber muerto, de aquella manera, en la Cruz.

Eleuterio Fernández Guzmán


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