Mt 1, 26.18-21. 24 a
“16 y Jacob
engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.
18 La
generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María,
estaba
desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró
encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no
quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía
planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José,
hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en
ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ 24 Despertado José del
sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su
mujer.”
COMENTARIO
Es
bien cierto que de San José no se dice mucho en los Santos Evangelios. Es, así,
ejemplo de silencio pero, también, de fidelidad porque su actuación en la
historia de la salvación fue eso: silenciosa, respetuosa con la voluntad de
Dios y fiel.
José
tenía dudas. Eso, humanamente y en un primer momento, no puede reprochársele. Y
es que, hasta que el Ángel del Señor no le dice lo que ha pasado, tanto amaba a
María que no quería repudiarla en público. Y Dios, como sabemos, conoce el
secreto de todos los corazones.
Lo
que hace José cuando se despierta y se da cuenta de que se le ha dicho lo que
debe hacer no duda lo más mínimo en llevarlo a cabo. Y es que aquel hombre
justo sólo tenía en su corazón cumplir lo que Dios quería. Y lo hizo a
conciencia y de buen corazón.
JESÚS, agradece a tu padre del mundo lo que
hizo por ti y por nosotros.
Eleuterio Fernández Guzmán
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