Lc 17,7-10
"En aquel tiempo, el Señor dijo: '¿Quién de vosotros tiene
un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al
momento y ponte a la mesa?’. ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar,
y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y
beberás tú?’. ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue
mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado,
decid: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’".
COMENTARIO
Para el ser humano, digamos, sin fe, la posición que ocupa en el
mundo tiene mucho que ver con lo que es y lo que se dice de él que es. Poco
tiene que ver su relación con Dios en quien no cree.
Jesús, sin embargo, sabe que el ser humano, más aún el judío de su
tiempo, tiene una estrecha relación con Dios. Sabe, por tanto, que todo lo que
tenga que ver con el Creador le sirve y le viene muy bien para situarse en el
mundo.
Jesús también sabe, sin embargo, que nada somos ante Dios y que,
como hijos suyos, le debemos respeto y tener en cuenta lo que eso significa con
relación a nuestra vida ordinaria. Y nos llama siervos inútiles… ¡y lo somos!
JESÚS, ayúdanos a
darnos cuenta de que somos, en efecto, siervos inútiles.
Eleuterio Fernández Guzmán
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