Sábado VII
del tiempo ordinario
Mc 10,13-16
“En
aquel tiempo, algunos presentaban a Jesús unos niños para que los tocara; pero
los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: ‘Dejad
que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos
es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como
niño, no entrará en él’. Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las
manos sobre ellos.
COMENTARIO
No resulta nada extraño
ver cómo los discípulos no querían que los niños se le acercasen. No es que
tuvieran miedo de nada sino que en su tiempo a los niños no se les tenía
excesiva consideración.
Jesús, sin embargo, sabía
que los niños, su forma de ser y su entrega sin condiciones, eran muy
importante en el Reino de los Cielos y que Dios los ama mucho más de lo que
aquellos adultos creían.
Jesús, por eso mismo,
enseña algo que debía ser muy tenido en cuenta por aquellos que le escuchaban:
hay que ser como un niño para recibir el Reino de los Cielos. Es más, quien no
sea como un niño no entrará en la presencia del Señor. Y eso debía ser
aprendido en su justo sentido y justa medida.
JESÚS,
ayúdanos
a ser como un niño.
Eleuterio Fernández Guzmán
No hay comentarios:
Publicar un comentario